segunda-feira, 25 de fevereiro de 2013

NIEVE BAJO LOS ALMENDROS...



       Despedimos febrero con una típica imagen de los almendros en flor. En esta semana será la fiesta del almendro en La Fregeneda y Barca d'Alba allá por los arribes del Duero de la raya salamantina, y aunque por aquí no tenemos almendros de esa talla y en tal número, basta pasar por alguno de nuestros parques y encontrarnos con alguno de ellos para nuestro deleite. Sin embargo los últimos días sopló bastante viento por toda la península y es fácil encontrarnos con nieve bajo los almendros, una auténtica alfombra blanca de pétalos bajo el tronco y las ramas todavía desnudas de estos árboles. No hace falta decir que Juan se lo pasó en grande jugando con los pétalos y levántandolos por los aires, a merced del viento (para ser más concretos, pétalos y todas las guarrerías que se encontraba por el camino: sus primeras experiencias en torno a la ley de la gravedad). 
       Pero estas no fueron las únicas sensaciones primaverales bajo el frío de final de febrero. Mi particular depresión sobre el país, los políticos, la educación y demás frustraciones personales intenté ahogarla entre las flores que empiezan a desperezar ahora. Las flores bulbáceas siguen apareciendo fugazmente: si hablábamos de los narcisos, ahora es el turno de las iris silvestres. Y ya más cerca de nosotros, al lado de nuestras casas, los primeros aviones empiezan a dibujar círculos en el aire en torno a los nidos de primaveras pasadas. Todo vuelve una vez más, como debe ser. Dura solo un rato, el del paseo o la salida por el campo. Luego el ruido del mundo borra el pequeño consuelo y te despierta de la ensoñación. Pero siempre merece la pena...


quinta-feira, 21 de fevereiro de 2013

AGUA EN LOS BARRUECOS

    
     Esta imagen no es del GP, pero espera sacar algunas este fin de semana. La foto es de la página del Museo Vostell de Malpartida, y corresponde a la presa del antiguo lavadero de lanas, donde tiene su centro el museo. Como se ve, una maravilla en este invierno. Y es ya la segunda vez en lo que va de año.
     Comenta Ladislao Reveriego, malpartideño de toda la vida: "La estampa del Barrueco de Abajo arrojando el agua por el rebosadero es tan apreciada por los Malpartideños porque es nuestro pluviómetro local;si se sale, es porque ha llovido bastante este invierno y garantiza la pesca durante el verano".

terça-feira, 19 de fevereiro de 2013

BUSCANDO DIABASAS DEL DIQUE ALENTEJO-PLASENCIA (NAVAS DEL MADROÑO)


 Típica diabasa todavía en la roca madre, fracturada y redondeada ("disyunción en bolos" que dirían los técnicos).

Punto de contacto del dique de diabasas con la masa granítica del batolito de Cabeza de Araya. Se percibe la roca fracturada de la diabasa y la masa alterada del granito.

El GP estuvo partiendo bolas de diabasas un buen rato, y comprobando efectivamente, las costas que se desprendían con facilidad de los núcleos.

     Llevábamos bastante tiempo intentando encontrar un buen lugar donde observar la falla del dique Alentejo-Plasencia, uno de los hitos geológicos más reconocidos de nuestra provincia cacereña. Preguntando a un experto de nuestra geografía como Alfredo Anega, rápidamente nos mandó indicaciones para visitar el lugar en un punto intermedio de la carretera entre Arroyo de la Luz y Navas del Madroño. Tras un intento frustrado, el día de su cumpleaños el GP se hizo un homenaje levantándose bien temprano y yéndose a buscar diabasas (o doleritas, como también son conocidas). Y vaya si vimos... 
       En realidad, no tenemos esperanzas en verlas desde la misma carretera, como sucede en otras partes con zanjas bien visibles. Tenemos que bajarnos y tantear en el terreno para localizarlas. El color del suelo nos puede ayudar bastante: es mucho más rojizo y amarronado que el terreno pálido del suelo propio del lehm granítico. Los botánicos nos aseguran que es también más rico para que aparezcan especies de orquídeas, pero en invierno no estamos para esas sutilezas, así que lo mejor es buscar un afloramiento rocoso in situ. En cuanto vemos "bolos" de tamaño mediano, nos damos cuenta del terreno que estamos pisando. Una vez que ves uno, te los encuentras por todas partes, y te percatas que estas pisando un dique de rocas de más de 175 millones de edad. Es decir, hace millones de años, cuando los primeros dinosaurios pisaron la tierra firme de lo que sería la península ibérica, la tierra se resquebrajaba y dejaba fluir sus entrañas ardientes... o algo parecido... Esto pensaba el GP mientras paseaba pacíficamente por la dehesa de los alrededores y observaba el valle en el que se encajaba este dique lejano en el tiempo. 
        Las diabasas son unas rocas básicas bien curiosas. Con apariencia de bolos una vez liberadas de la roca madre, se parten perfectamente en dos por la mitad o se resquebrajan en costras dejando en su interior un bolo más pequeño. Su aspecto negruzco y pesado (o rojizo, si está expuesto en la superficie) está marcado por la amplia presencia del piroxeno, que junto a la plagiocasa, es su componente principal. Los granos son más bien finos, por lo que no podemos esperar encontrarnos minerales asociados ni cosas parecidas, aunque en otros lugares de la falla son lo suficientemente grandes para ser considerados como gabros, más que propiamente doleritas. 

 Pequeña depresión del terreno sobre el que transcurre el dique Alentejo-Plasencia. sobre un granito desplazado, dos bolos de diabasas.
La falla transcurre entre colinas mostrando su "facetado trapezoidal", como explican muy bien en Jesús de Castro y Inmaculada Blanco en su libro de geología de Cáceres.

segunda-feira, 11 de fevereiro de 2013

NARCISOS PÁLIDOS EN LA SIERRILLA


       El 17 de febrero es el cumpleaños del G.P., y para celebrar semejante acontecimiento, algunos bulbos adelantan su floración a los meses del invierno. Bueno, eso es algo que me decían de pequeño para alegrarme un poco y sentirme importante, pero de tanto repetirlo uno casi se lo cree. Tal vez por eso al G.P. le encanta buscar cualquier hallazgo primaveral que se remonte al mes de febrero. Y la verdad es que uno se puede encontrar muchos por el campo extremeño. Entre ellos, estos narcisos pálidos, una especie con la que tengo el gusto de toparme por primera vez en la Sierrilla, aunque haya conocido a todos sus familiares allá en Holanda, cuando uno se ganaba la vida trabajando en las flores y sus bulbos.
      Aunque el narciso pálido empequeñece al lado de sus congéneres gigantes (como el narciso trompetero, por no hablar de la especie Dutch Master, el príncipe de los narcisos y daffodils), su presencia alegra los prados verdes del invierno, y en lugares que no suelen ser frecuentados en esta época del año por otras flores, como por ejemplo los prados sombreados de los alcornocales. El de abajo fue tomado en la Sierrilla: las diminutas flores aparecían por doquier y llenaban de puntos amarillos el paisaje. Como todos los jardineros saben, los narcisos son bulbáceas que no son necesarios reponer cada año  si se adaptan al terreno. Si esto vale para las especies cultivadas, no hace falta imaginar que cada año lluvioso este pequeño regalo invernal está garantizado en algunas partes de nuestros alrededores, como muchos sitios de la Sierra de la Mosca...


sábado, 9 de fevereiro de 2013

COLUS HIRUDINOSUS EN EL PARQUE DEL PRÍNCIPE


 Un clastro rojo que todavía no estaba del todo abierto, pero que ya apuntaba formas. Todavía conserva las esporas en su interior y ha perdido casi toda la masa gelatinosa del huevo.
      No, no es un alien marciano que viene a adducir el cerebro de nuestros políticos, aunque más de uno me lo haya dicho. Se trata de un hongo sumamente extraño, de familias más bien tropicales, y que tiene por nombre de familia clatro. En este caso, el GP supone que será algo parecido al clato rojo aunque de una especie diferente (Colus hirudinosus). Semejante enjendro nos hace levantar las cejas a quienes paseamos por el campo buscando cosas no tan extravagantes. Más teniendo en cuenta si cabe que esperamos encontrarlos en algún sitio recóndito y escondido. Pero nada de eso: el GP se lo encontró en el parque del Príncipe, entre la hojarasca de acícula de los piñoneros, y rodeando un arbusto al que suponemos que micorriza o parasita. De hecho, estos encuentros parecen ser más frecuentes en los parques públicos que en una dehesa. Además, uno espera encontrar setas en la temporada, no en pleno invierno...
     En su primera fase de desarrollo, el clastro pasa desapercibido, como cualquier otra seta esférica (bejines, pedos de lobo...), pero si los tocamos nos damos cuenta que percibimos una masa gelatinosa en su interior. Conforme se va haciendo adulto esa masa gelatinosa se convierte en una esporada grisácea, y al romperse la bolsa deja desnuda la estructura roja en forma de cárcel. Al final, del hongo queda solo presente esa cárcel, desapareciendo la bolsa originaria y la esporada. Naturalmente, esta especie bastante pestilente no es apta para el consumo. Si lo tocamos mucho, el mal olor no pasa fácilmente. Pero lo que es malo para nosotros se convierte en atractivo para los insectos, que ayudan a la dispersión de las esporas...   
      
Estos hongos curiosos en su fase de desarrollo: tienen apariencia globosa, como los pedos de lobo, pero si los tocamos notamos su consistencia gelatinosa en su interior. Suelen estar en grupos de dos o tres.
Final del desarrollo: reventón del huevo y cavidad abierta dejando libres las esporas del interior. El olor es algo pestilente.

domingo, 3 de fevereiro de 2013

DE VISITA AL... RISCO DE SIERRA DE FUENTES

La penillanura cacereña y Sierra de Fuentes desde la Ermita del Cristo.

Relajante paisaje de dehesas hacia el oeste.

                  Cavidades naturales provocadas por derrumbamiento de estratos cuarcíticos.    
     Visitar el Risco para el G.P. es revisitar la infancia. La primera vez que subí hasta allí con ocho o nueve años de la mano de Cali y Rosa, la montaña me parecía imponente, gigantesca, como una sombra amenanzante siempre sobre el pueblo de Sierra de Fuentes, que hacía las tardes del invierno particularmente cortas en el pueblo. Era la primera vez que me metía bajo una cueva, la del gitano (si no recuerdo mal, ese es su nombre) lo suficientemente amplia para llamar la atención de un niño pequeño. Y también fue la primera vez que vi un eslizón atravesar mi camino, de vuelta para el pueblo. Cuando uno crece y muchos años después vuelve al mismo lugar, la perspectiva cambia. Pero la belleza del lugar se mantiene, y siempre es un gusto regresar a ese rincón, sentarse sobre una piedra y contemplar las dehesas que se extienden hacia el oeste. Eso fue al menos lo que hice estas últimas navidades...
      Echamos cuentas y concluyo que he tardado mucho en exponer al Risco en el blog. El punto más alto del sinclinal de Cáceres (664 metros) y a unos diez kilómetros de Cáceres permite una visión espectacular sobre toda las comarcas colindantes; su aislamiento y punto final de la Sierra de la Mosca (actúa casi de cierre del sinclinal cacereño) permite superar en vistas a la Montaña o el Cerro del Milano. Solo por eso merece subir hasta aquí. Alicientes de otros tipos no faltan. La subida -ya sea desde el pueblo, el valle o desde la cara opuesta de la montaña, nos permite atravesar un interesante paisaje adehesado que solo podemos contemplar en su plenitud desde lo más alto. Desde nuestra perspectiva favorita, la geología, todo el conjunto lítico de la zona es fundamentalmente cuarcítico: la cuarcita armoricana presente igualmente en el cerro del Milano, Romanos o el  Paseo Alto y que presenta características morfológicas parecidas. Quizás lo más espectacular en este lugar sea contemplar los ripples sobre los estratos cuarcíticos, visibles aquí mejor que en ningún sitio del sinclinal. Un lugar interesante donde observarlos es justamente en la pared cuarcítica que se levanta al lado de la ermita del Cristo, con oscilaciones de gran tamaño y con cortes perpendiculares. Mención aparte merecen los plegamientos de la cuarcita formando charnelas. Precisamente el desplome de algunos estratos inferiores ha permitido formar refugios y cavidades naturales en las rocas, siendo la más amplia la cueva del gitano. 
    Sobre otros aspectos, el lugar es un buen sitio para fotografiar aves amantes del territorio rocoso -mientras el GP miraba pedruscos otra gente estaba con sus objetivos registrando la ladera-. No olvidemos, por otra parte, que el centro de recuperación de aves se encuentra bastante cerca de la cima y que puede ser visitado, aunque no sabemos bajo qué condiciones (mi primo Carlos me las ha explicado alguna vez, pero no recuerdo ahora).  
Sedimentaciones marinas visibles en esta pared de cuarcita, junto a la ermita. Arriba, corte  transversal de los estratos y abajo siguiendo el plano de estratificación.
 Más ripple marks.