domingo, 10 de novembro de 2013

AMANITA MUSCARIA EN LA CAÑADA DEL CERRO OTERO

   Si en muchas ocasiones uno duda sobre las distintas especies de hongos, en esta ocasión no queda lugar para las dudas. LaAmanita muscaria es inconfundible. Además, para nuestra cultura, es "la seta" por excelencia. Aquella donde viven los enanitos y los pitufos, que nos pintan nuestras madres de pequeños, aquella que tomaban las brujas, chamanes, nicromantes y hippies pasados de rosca en busca del encuentro con otra dimensión. Se pueden contar tantas leyendas e historias sobre esta seta como uno desee, hasta el punto que este hongo tiene una dimensión antropógica y cultural innegable en el desarrollo de la magia y creencias religiosas. Pero para los estetas como el G.P., la muscaria es sobre todo la seta más hermosa de todas, solo rivalizada por la oronja (en la subjetiva opinión del GP).



     Resulta que el GP en la vida se había topado con esta seta y no esperaba hacerlo en el entorno de Cáceres. Muchos le habían comentado que en realidad es una seta bastante abundante -especialmente en el norte de Cáceres, entre castaños y robles-, pero no habíamos tenido demasiada suerte hasta el día de hoy. Así que una vez más, en la cañada del cerro Otero, en la Sierra de Aguas Vivas, y a unos tres kilómetros del entorno urbano, nos encontramos con esta maravilla de la naturaleza. La encontramos en grupo (habría por lo menos cinco ejemplares) bajo una encina con abundante matorral, en un entorno dominado por enormes boletos apendiculados. Todas ellas presentaban la forma tipo, que todo el mundo conoce de esta especie: sombrero rojo con pintas blancas, láminas y pie blanco, aunque con una superficie escamosa que rodeaba al anillo, y por supuesto, su correspondiente volva.
     Cabe decir que el entorno -en la foto de abajo- mostraba una riqueza micológica interesante: boletos, rúsulas, lactarios, y macrolepiotas, ágaricos y otras muchas en las dehesas y prados más próximos de la zona. Pero hoy creo que merecía la pena detenerse en la matamoscas.
   
El aspecto frío y desolado que mostraba este pequeño encinar de repoblación contrasta con los tesoros que guarda a la sombra de sus árboles y arbustos.

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