sábado, 23 de novembro de 2013

SETAS DE OLIVO, NÍSCALOS Y ACEITUNAS EN SIERRA DE FUENTES...

   
      Como ya hicimos el año pasado, el GP ha estado muy pendiente de su pequeña cosecha de níscalos en el campo familiar. La presencia de tantas especies de árboles y arbustos hace que en un sitio muy pequeño como es el campo de la familia aparezcan especies tan diversas como boletus, setas de olivo, parasoles, champiñones, rúsulas y por supuesto los níscalos, junto a los pinos gallegos. Naturalmente no todas aparececen siempre (caprichos de las setas) y este año nos faltaron los parasoles, pero no los níscalos. Y aparecieron este otoño, como una auténtica plaga, setas de olivo en todos los nuevos arbustos que mi señor padre había plantado el invierno pasado (está claro que los invernaderos son una fuente de primer orden en la propagación de hongos). Aparecían por todas partes, atacando y parasitando los nuevos arbustos (de una especie semejante a las tuyas, familia de los cipreses), ya sea directamente atacando el tronco del árbol o parasitando las raíces más cercanas a la superficie. Pensemos que esta especie no es micorriza, a pesar de verla en ocasiones sobre el suelo (al igual que la seta de chopo). Como ya hemos dicho en alguna ocasión, la seta de olivo (Omphalina olearius) es una seta bastante venenosa, aunque no mortal. Aunque las diferencias son enormes, colocamos la Omphalina olearius junto al níscalo o Lactarius deliciosus, para que no haya dudas:  


quinta-feira, 14 de novembro de 2013

UNA PEQUEÑA FALLA ENTRE LOS DEDOS

    
   Estamos acostumbrados a observar las fallas y accidentes tectónicos como elementos de gran envergadura, asociados además a grandes catástrofes. A nadie se le ocurre pensar que la muestra de una falla podría estar en la palma de nuestra mano. El G.P. tuvo la inmensa suerte en el pasado verano de recoger este pequeño canto rodado -posiblemente anfibolita-, en las playas de Foz (Porto). El canto está atravesado por vetas de cuarzo o feldespato, pero mostrando una ruptura clara de la veta, y cuya explicación más verosímil es que haya sido provocada por un desplazamiento del terreno hace millones de años (muy posiblemente, remontándose al Carbonífero y la orogenia hercínica, al menos). Desde entonces este pequeño canto se ha convertido en un talismán para el G.P. y no es para menos...  Pocas veces en una piedra tienes el ejemplo de una roca metamórfica, modificada por la actividad tectónica, y que después la erosión del mar acabe de moldearla así.  

       Esta otra roca sí es más cercana a nuestra geografía: el G.P. la recogió en el Portanchito y es un fragmento de cuarcita que muy posiblemente refleje lo que se denomina "espejo de falla". Es decir, las estrías que muestra la cuarcita fueron producidos nuevamente por un movimiento de tierra que literalmente limó la roca hasta dejarla con un corte tan limpio. Quizás también pueda ser el punto de contacto de la cuarcita con sedimentos más blandos, como las pizarras, pero nuevamente, el G.P. se decanta por la primera posibilidad.

domingo, 10 de novembro de 2013

AMANITA MUSCARIA EN LA CAÑADA DEL CERRO OTERO

   Si en muchas ocasiones uno duda sobre las distintas especies de hongos, en esta ocasión no queda lugar para las dudas. LaAmanita muscaria es inconfundible. Además, para nuestra cultura, es "la seta" por excelencia. Aquella donde viven los enanitos y los pitufos, que nos pintan nuestras madres de pequeños, aquella que tomaban las brujas, chamanes, nicromantes y hippies pasados de rosca en busca del encuentro con otra dimensión. Se pueden contar tantas leyendas e historias sobre esta seta como uno desee, hasta el punto que este hongo tiene una dimensión antropógica y cultural innegable en el desarrollo de la magia y creencias religiosas. Pero para los estetas como el G.P., la muscaria es sobre todo la seta más hermosa de todas, solo rivalizada por la oronja (en la subjetiva opinión del GP).



     Resulta que el GP en la vida se había topado con esta seta y no esperaba hacerlo en el entorno de Cáceres. Muchos le habían comentado que en realidad es una seta bastante abundante -especialmente en el norte de Cáceres, entre castaños y robles-, pero no habíamos tenido demasiada suerte hasta el día de hoy. Así que una vez más, en la cañada del cerro Otero, en la Sierra de Aguas Vivas, y a unos tres kilómetros del entorno urbano, nos encontramos con esta maravilla de la naturaleza. La encontramos en grupo (habría por lo menos cinco ejemplares) bajo una encina con abundante matorral, en un entorno dominado por enormes boletos apendiculados. Todas ellas presentaban la forma tipo, que todo el mundo conoce de esta especie: sombrero rojo con pintas blancas, láminas y pie blanco, aunque con una superficie escamosa que rodeaba al anillo, y por supuesto, su correspondiente volva.
     Cabe decir que el entorno -en la foto de abajo- mostraba una riqueza micológica interesante: boletos, rúsulas, lactarios, y macrolepiotas, ágaricos y otras muchas en las dehesas y prados más próximos de la zona. Pero hoy creo que merecía la pena detenerse en la matamoscas.
   
El aspecto frío y desolado que mostraba este pequeño encinar de repoblación contrasta con los tesoros que guarda a la sombra de sus árboles y arbustos.

quinta-feira, 7 de novembro de 2013

AMANITA EQUINOCEPHALA EN LA PLAZA DE ITALIA

 La (supuesta) amanita en una fase de desarrollo no demasiado avanzada. Puede llegar a tener una altura considerable, pero en los parques es difícil su pleno desarrollo.
     A veces en los parques podemos encontrarnos grandes sorpresas del reino Funghi. La particular forma de reproducción de los hongos hace que especies muy extrañas puedan aparecer en lugares poco imaginables. Y así nos ha ocurrido con este tipo relativamente raro de amanita, que hemos encontrado en mitad de los jardines de la plaza de Italia, luchando por salir entre la grama. La seta en cuestión, con reservas, es la Amanita equinocephala, amanita solitaria, o alguna especie similar. 
      En el primer vistazo que le echamos, al tratarse de un parque, consideramos que sería el típico champiñón amarillento o alguna lepiota blanca. Pero poco a poco veíamos que no iban coincidiendo las carácterísticas del hongo -las láminas blancas, el anillo, la forma de la volva y sobre todo, esas escamas tan llamativas que cubrían todo el hongo. De esta manera, por descarte, acabamos llegando al grupo de las amanitas equinocephala. Sin embargo, esta consideración es algo insegura, dada la rareza de este hongo y su preferencia por frondosas en suelos calizos. Qué demonios pinta en un parque, es algo que de buena gana se lo preguntaba al jardinero municipal y le interrogaba por el origen del abono. El amigo Alfredo Anega asegura que la comercialización del abono conduce a una exportación continua de hongos de todos los lugares del mundo, incluidos formas tropicales e invasivas (algunos clatos y alienígenas similares llegaron así a Europa). Maravillas y desgracias del comercio mundial y la globalización, si lo quieren ver así. Así que si quieren ver especies raras, husmeen primero en los parques municipales de su pueblo o ciudad. 

 Aspecto del sombrero con esas motas tan peculiares propias de estas amanitas.
el lugar donde aparecen estos hongos micorrizos. La punta blanca que está en mitad de la foto, es la amanita.
El G.P. no se resiste a echar una rápida foto al torreón de la plaza de Italia. La construcción del barrio es de los años 30, en una de las primeras ampliaciones de la ciudad que tuvo por nombre las casas baratas de Cáceres. De esa época queda fundamentalmente el trazado urbanístico, muy geométrico y la propia torre tan característica de Peña Redonda. Enclavada sobre un resalte de cuarcitas la torre compite en altura con el resto de iglesias y palacios de la parte vieja de la ciudad.

domingo, 3 de novembro de 2013

PERIDOTITAS EN EL FUERTE DE SANTA LUCÍA (ELVAS)

Baluartes mirando hacia España, el enemigo natural. 
   Peridotitas bandeadas y sometidas a metamorfismo en los muros de la fortaleza. El carácter verdoso delata la serpentina y el olivino como minerales fundamentales. La disposición en franjas es propia del carácter intrusivo de la roca, no de su posterior metamorfismo, y es bastante típico en gabros y peridotitias. El olivino, al ser el primer mineral en cristalizar en el magma, se va sedimentando entre el  piroxeno y otros minerales, todavía sin cristalizar.

      Interrumpimos nuestros post destinados a las setas otoñales para hablar de una excursión del GP y su familia al fuerte de Santa Lucía, en Elvas. Harto de pasar veces y veces por el lugar y no encontrar un hueco para visitarlo, decidimos ir a Portugal expresamente para visitar la fortaleza. La ocasión por otro lado, la merecía. Van quedando lejos los buenos tiempos del comercio, y la zona poco a poco se reconvierte y deja descubrir cada vez más su patrimonio cultural, en un despectivo segundo plano desde siempre (nos podemos preguntar cuántos extremeños han ido a comer a Elvas y conocen en realidad la ciudad). Afortunadamente, desde que Elvas aspira a la categoría de Patrimonio de la humanidad, su legado histórico no deja de revalorizarse y francamente, creemos que no es para menos. El mismo fuerte de Santa Lucía es un buen ejemplo de ello: una magnífica construcción de 1641-1648 (justo tras independizarse de España), la primera del estilo en la península y con fuerte influencia holandesa, caracterizado por la forma en estrella (a prueba de bombas). Sus muros presenciaron sitios y batallas durante ese siglo, en guerras que ponían en cuestión la propia independencia del país, y también naturalmente durante las guerras napoleónicas. 
     Olvidados esos aires de lucha en la historia, el GP contempla en silencio sus muros. El fuerte se levanta poco del suelo, a diferencia de las fortalezas medievales, pero los muros ganan en fuerza y solidez. La planta en forma de estrella se adivina desde lo más alto, en la casa del gobernador. Y por supuesto, el GP se dedica a investigar las rocas que forman el terreno y los muros: peridotitas y serpentinitas, rocas ultrabásicas de origen ígneo. Como son relativamente extrañas en nuestro territorio, y pocas veces se usan en construcción, le dedicamos unas pocas líneas a las mismas. En primer lugar, su uso se hizo a propósito para levantar el muro más débil de la fortaleza, de cara a la ciudad. En caso de caer el fuerte en manos enemigas, la artillería de la ciudad no tendría problemas en destruir esa parte y reconquistar la plaza. Las rocas que encontramos en dichos muros son relativamente poco compactas y bandeadas, alternando capas de serpentina con minerales oscuros. Apenas se usa el granito o el gabro como mineral de construcción, mucho más resistentes. Aparte, estas mismas rocas ígneas se usaron para construir un pasadizo que uniese el fuerte con Elvas, y que hoy en día está restaurado en parte. 
     Independientemente de estas artimañas arquitectónicas, el visitante actual puede ver buenos ejemplares de esas rocas con un mínimo de observación. Al igual que la fortaleza, el mapa geológico de Elvas, enmarcado en la zona de Ossa Morena, es un pequeño islote de rocas ultrabásicas, rodeados de otros muchos materiales. Lo más interesante sería ir zanja por zanja investigando la riqueza petrológica de la zona, pero a falta de esto, buenas son las piedras de la fortaleza. Algunas de ellas indudablemente merecen la pena detenerse y contemplarlas por un momento, antes de seguir disfrutando de la historia común de España y Portugal.

     A veces resulta difícil precisar la peridotita, en la medida que es una roca que tiende a transformarse en contacto con la atmósfera, transformándose en serpentinita. Dada la vejez de las rocas -remontándose al Paleozóico, al encontrarnos en la zona de Ossa Morena-, esa transformación se hace más evidente. Este pedrusco se lo quería llevar el GP a casa, pero desgraciadamente la idea no fructificó.

Galería que va de la muralla al exterior de la fortaleza y que se prolonga cientos de metros. También fue construida con los materiales de la zona, granito, peridotita y rocas gabroides.
Inma y el enano posando ante un cañón del siglo XVIII, de la época de José I. El cañón naturalmente, apuntando hacia Badajoz. Tiempos de guerra hoy impensables, y por eso mismo, una esperanza de futuro para cualquier conflicto.