sábado, 7 de dezembro de 2013

MUCHO FRÍO Y POCA AGUA


        Si esta estación se está caracterizando por algo, es por la falta de agua y el frío. Efectivamente, el mes de noviembre ha sido el más seco de todos los que tenemos registrados en Cáceres (0.6 mm en todo el mes: ha llovido más en verano que ahora). Un potente anticiclón atlántico ha hecho de las suyas y no ha permitido la llegada de ni una sola borrasca del frente polar ni tampoco ha permitido formarlas entre las Canarias y el golfo de Cádiz. Eso sí, una vaguada ha posibilitado la llegada de mucho frío del norte, nada habitual para el mes de noviembre que ha dado al traste rápidamente con la temporada de setas. Ejemplo de ello lo tiene el G.P. en las últimas salidas de noviembre. Ni un solo hongo y mucho mucho hielo, algo más de lo habitual.
       Ciertamente, en el clima mediterráneo caben estas cosas tan extremas. Pero tantas veces juntas en tan poco tiempo siempre llama la atención del que tenga curiosidad en la climatología. Tenemos en unos pocos meses tres registros récord: uno de los marzos más lluviosos de la historia (casi tres veces más de lo normal), el mayo más frío desde 1985, y ahora se acompaña el noviembre más seco en nuestro registro local -también ha sido extremadamente seco en buena parte del país-. El cambio climático no ocurre solo con tifones en Filipinas; también está a nuestro alrededor, inerme por el momento, hasta que toque la campana. Desgraciadamente estamos demasiados ocupados en otras cosas como para tener un instante de reflexión sobre todo esto. 

fantasmagórico aspecto de un olivar en el centro de la Sierra de la mosca (inicio del arroyo Valhondo, cerca de la mina de Valdeflores).

sábado, 23 de novembro de 2013

SETAS DE OLIVO, NÍSCALOS Y ACEITUNAS EN SIERRA DE FUENTES...

   
      Como ya hicimos el año pasado, el GP ha estado muy pendiente de su pequeña cosecha de níscalos en el campo familiar. La presencia de tantas especies de árboles y arbustos hace que en un sitio muy pequeño como es el campo de la familia aparezcan especies tan diversas como boletus, setas de olivo, parasoles, champiñones, rúsulas y por supuesto los níscalos, junto a los pinos gallegos. Naturalmente no todas aparececen siempre (caprichos de las setas) y este año nos faltaron los parasoles, pero no los níscalos. Y aparecieron este otoño, como una auténtica plaga, setas de olivo en todos los nuevos arbustos que mi señor padre había plantado el invierno pasado (está claro que los invernaderos son una fuente de primer orden en la propagación de hongos). Aparecían por todas partes, atacando y parasitando los nuevos arbustos (de una especie semejante a las tuyas, familia de los cipreses), ya sea directamente atacando el tronco del árbol o parasitando las raíces más cercanas a la superficie. Pensemos que esta especie no es micorriza, a pesar de verla en ocasiones sobre el suelo (al igual que la seta de chopo). Como ya hemos dicho en alguna ocasión, la seta de olivo (Omphalina olearius) es una seta bastante venenosa, aunque no mortal. Aunque las diferencias son enormes, colocamos la Omphalina olearius junto al níscalo o Lactarius deliciosus, para que no haya dudas:  


quinta-feira, 14 de novembro de 2013

UNA PEQUEÑA FALLA ENTRE LOS DEDOS

    
   Estamos acostumbrados a observar las fallas y accidentes tectónicos como elementos de gran envergadura, asociados además a grandes catástrofes. A nadie se le ocurre pensar que la muestra de una falla podría estar en la palma de nuestra mano. El G.P. tuvo la inmensa suerte en el pasado verano de recoger este pequeño canto rodado -posiblemente anfibolita-, en las playas de Foz (Porto). El canto está atravesado por vetas de cuarzo o feldespato, pero mostrando una ruptura clara de la veta, y cuya explicación más verosímil es que haya sido provocada por un desplazamiento del terreno hace millones de años (muy posiblemente, remontándose al Carbonífero y la orogenia hercínica, al menos). Desde entonces este pequeño canto se ha convertido en un talismán para el G.P. y no es para menos...  Pocas veces en una piedra tienes el ejemplo de una roca metamórfica, modificada por la actividad tectónica, y que después la erosión del mar acabe de moldearla así.  

       Esta otra roca sí es más cercana a nuestra geografía: el G.P. la recogió en el Portanchito y es un fragmento de cuarcita que muy posiblemente refleje lo que se denomina "espejo de falla". Es decir, las estrías que muestra la cuarcita fueron producidos nuevamente por un movimiento de tierra que literalmente limó la roca hasta dejarla con un corte tan limpio. Quizás también pueda ser el punto de contacto de la cuarcita con sedimentos más blandos, como las pizarras, pero nuevamente, el G.P. se decanta por la primera posibilidad.

domingo, 10 de novembro de 2013

AMANITA MUSCARIA EN LA CAÑADA DEL CERRO OTERO

   Si en muchas ocasiones uno duda sobre las distintas especies de hongos, en esta ocasión no queda lugar para las dudas. LaAmanita muscaria es inconfundible. Además, para nuestra cultura, es "la seta" por excelencia. Aquella donde viven los enanitos y los pitufos, que nos pintan nuestras madres de pequeños, aquella que tomaban las brujas, chamanes, nicromantes y hippies pasados de rosca en busca del encuentro con otra dimensión. Se pueden contar tantas leyendas e historias sobre esta seta como uno desee, hasta el punto que este hongo tiene una dimensión antropógica y cultural innegable en el desarrollo de la magia y creencias religiosas. Pero para los estetas como el G.P., la muscaria es sobre todo la seta más hermosa de todas, solo rivalizada por la oronja (en la subjetiva opinión del GP).



     Resulta que el GP en la vida se había topado con esta seta y no esperaba hacerlo en el entorno de Cáceres. Muchos le habían comentado que en realidad es una seta bastante abundante -especialmente en el norte de Cáceres, entre castaños y robles-, pero no habíamos tenido demasiada suerte hasta el día de hoy. Así que una vez más, en la cañada del cerro Otero, en la Sierra de Aguas Vivas, y a unos tres kilómetros del entorno urbano, nos encontramos con esta maravilla de la naturaleza. La encontramos en grupo (habría por lo menos cinco ejemplares) bajo una encina con abundante matorral, en un entorno dominado por enormes boletos apendiculados. Todas ellas presentaban la forma tipo, que todo el mundo conoce de esta especie: sombrero rojo con pintas blancas, láminas y pie blanco, aunque con una superficie escamosa que rodeaba al anillo, y por supuesto, su correspondiente volva.
     Cabe decir que el entorno -en la foto de abajo- mostraba una riqueza micológica interesante: boletos, rúsulas, lactarios, y macrolepiotas, ágaricos y otras muchas en las dehesas y prados más próximos de la zona. Pero hoy creo que merecía la pena detenerse en la matamoscas.
   
El aspecto frío y desolado que mostraba este pequeño encinar de repoblación contrasta con los tesoros que guarda a la sombra de sus árboles y arbustos.

quinta-feira, 7 de novembro de 2013

AMANITA EQUINOCEPHALA EN LA PLAZA DE ITALIA

 La (supuesta) amanita en una fase de desarrollo no demasiado avanzada. Puede llegar a tener una altura considerable, pero en los parques es difícil su pleno desarrollo.
     A veces en los parques podemos encontrarnos grandes sorpresas del reino Funghi. La particular forma de reproducción de los hongos hace que especies muy extrañas puedan aparecer en lugares poco imaginables. Y así nos ha ocurrido con este tipo relativamente raro de amanita, que hemos encontrado en mitad de los jardines de la plaza de Italia, luchando por salir entre la grama. La seta en cuestión, con reservas, es la Amanita equinocephala, amanita solitaria, o alguna especie similar. 
      En el primer vistazo que le echamos, al tratarse de un parque, consideramos que sería el típico champiñón amarillento o alguna lepiota blanca. Pero poco a poco veíamos que no iban coincidiendo las carácterísticas del hongo -las láminas blancas, el anillo, la forma de la volva y sobre todo, esas escamas tan llamativas que cubrían todo el hongo. De esta manera, por descarte, acabamos llegando al grupo de las amanitas equinocephala. Sin embargo, esta consideración es algo insegura, dada la rareza de este hongo y su preferencia por frondosas en suelos calizos. Qué demonios pinta en un parque, es algo que de buena gana se lo preguntaba al jardinero municipal y le interrogaba por el origen del abono. El amigo Alfredo Anega asegura que la comercialización del abono conduce a una exportación continua de hongos de todos los lugares del mundo, incluidos formas tropicales e invasivas (algunos clatos y alienígenas similares llegaron así a Europa). Maravillas y desgracias del comercio mundial y la globalización, si lo quieren ver así. Así que si quieren ver especies raras, husmeen primero en los parques municipales de su pueblo o ciudad. 

 Aspecto del sombrero con esas motas tan peculiares propias de estas amanitas.
el lugar donde aparecen estos hongos micorrizos. La punta blanca que está en mitad de la foto, es la amanita.
El G.P. no se resiste a echar una rápida foto al torreón de la plaza de Italia. La construcción del barrio es de los años 30, en una de las primeras ampliaciones de la ciudad que tuvo por nombre las casas baratas de Cáceres. De esa época queda fundamentalmente el trazado urbanístico, muy geométrico y la propia torre tan característica de Peña Redonda. Enclavada sobre un resalte de cuarcitas la torre compite en altura con el resto de iglesias y palacios de la parte vieja de la ciudad.

domingo, 3 de novembro de 2013

PERIDOTITAS EN EL FUERTE DE SANTA LUCÍA (ELVAS)

Baluartes mirando hacia España, el enemigo natural. 
   Peridotitas bandeadas y sometidas a metamorfismo en los muros de la fortaleza. El carácter verdoso delata la serpentina y el olivino como minerales fundamentales. La disposición en franjas es propia del carácter intrusivo de la roca, no de su posterior metamorfismo, y es bastante típico en gabros y peridotitias. El olivino, al ser el primer mineral en cristalizar en el magma, se va sedimentando entre el  piroxeno y otros minerales, todavía sin cristalizar.

      Interrumpimos nuestros post destinados a las setas otoñales para hablar de una excursión del GP y su familia al fuerte de Santa Lucía, en Elvas. Harto de pasar veces y veces por el lugar y no encontrar un hueco para visitarlo, decidimos ir a Portugal expresamente para visitar la fortaleza. La ocasión por otro lado, la merecía. Van quedando lejos los buenos tiempos del comercio, y la zona poco a poco se reconvierte y deja descubrir cada vez más su patrimonio cultural, en un despectivo segundo plano desde siempre (nos podemos preguntar cuántos extremeños han ido a comer a Elvas y conocen en realidad la ciudad). Afortunadamente, desde que Elvas aspira a la categoría de Patrimonio de la humanidad, su legado histórico no deja de revalorizarse y francamente, creemos que no es para menos. El mismo fuerte de Santa Lucía es un buen ejemplo de ello: una magnífica construcción de 1641-1648 (justo tras independizarse de España), la primera del estilo en la península y con fuerte influencia holandesa, caracterizado por la forma en estrella (a prueba de bombas). Sus muros presenciaron sitios y batallas durante ese siglo, en guerras que ponían en cuestión la propia independencia del país, y también naturalmente durante las guerras napoleónicas. 
     Olvidados esos aires de lucha en la historia, el GP contempla en silencio sus muros. El fuerte se levanta poco del suelo, a diferencia de las fortalezas medievales, pero los muros ganan en fuerza y solidez. La planta en forma de estrella se adivina desde lo más alto, en la casa del gobernador. Y por supuesto, el GP se dedica a investigar las rocas que forman el terreno y los muros: peridotitas y serpentinitas, rocas ultrabásicas de origen ígneo. Como son relativamente extrañas en nuestro territorio, y pocas veces se usan en construcción, le dedicamos unas pocas líneas a las mismas. En primer lugar, su uso se hizo a propósito para levantar el muro más débil de la fortaleza, de cara a la ciudad. En caso de caer el fuerte en manos enemigas, la artillería de la ciudad no tendría problemas en destruir esa parte y reconquistar la plaza. Las rocas que encontramos en dichos muros son relativamente poco compactas y bandeadas, alternando capas de serpentina con minerales oscuros. Apenas se usa el granito o el gabro como mineral de construcción, mucho más resistentes. Aparte, estas mismas rocas ígneas se usaron para construir un pasadizo que uniese el fuerte con Elvas, y que hoy en día está restaurado en parte. 
     Independientemente de estas artimañas arquitectónicas, el visitante actual puede ver buenos ejemplares de esas rocas con un mínimo de observación. Al igual que la fortaleza, el mapa geológico de Elvas, enmarcado en la zona de Ossa Morena, es un pequeño islote de rocas ultrabásicas, rodeados de otros muchos materiales. Lo más interesante sería ir zanja por zanja investigando la riqueza petrológica de la zona, pero a falta de esto, buenas son las piedras de la fortaleza. Algunas de ellas indudablemente merecen la pena detenerse y contemplarlas por un momento, antes de seguir disfrutando de la historia común de España y Portugal.

     A veces resulta difícil precisar la peridotita, en la medida que es una roca que tiende a transformarse en contacto con la atmósfera, transformándose en serpentinita. Dada la vejez de las rocas -remontándose al Paleozóico, al encontrarnos en la zona de Ossa Morena-, esa transformación se hace más evidente. Este pedrusco se lo quería llevar el GP a casa, pero desgraciadamente la idea no fructificó.

Galería que va de la muralla al exterior de la fortaleza y que se prolonga cientos de metros. También fue construida con los materiales de la zona, granito, peridotita y rocas gabroides.
Inma y el enano posando ante un cañón del siglo XVIII, de la época de José I. El cañón naturalmente, apuntando hacia Badajoz. Tiempos de guerra hoy impensables, y por eso mismo, una esperanza de futuro para cualquier conflicto.




sexta-feira, 25 de outubro de 2013

RECONOCIMIENTO DE SENDERUELAS VS. CLITOCIBES

La confusión entre la senderuela (derecha, excelente comestible) y el clitocibe blanquecino (izquierda, venenoso) puede causar intoxicaciones graves para los recolectores incautos.

     La senderuela es una seta muy estimada en algunas regiones de España por sus cualidades culinarias. En Cáceres tendemos a pensar que pasa completamente desapercibida y no conozco nadie que se dedique por el campo a recogerlas, aunque sea una especie abundante en muchos pastizales y dehesas. A pesar de su aspecto fácil de reconocer, no es difícil confundirse ante otros hongos como los clitocibes y colibias, especialmente si no los vemos juntos. Por los lugares donde aparecen y su sorprendente proximidad, el clitocibe blanquecino (tóxico) se convierte en una seta que podría pasar por senderuela para los recolectores despistados. En la imagen de arriba podemos observar que no están más allá de veinte centímetros una especie de otra, y aunque el color ya nos puede disuadir de recoger una y otra, a veces es un mal consejero. Por eso el G.P. las coloca juntas y analiza algún "truco" para distinguir una de otra.

      Primera evidencia: el sombrero presenta diferencias interesantes. En el caso de la senderuela, el sombrero de la seta presenta un carácter mamelonado -el centro del sombrero está levantado- y más oscuro en ocasiones en el mamelón (aunque esto es variable). Igualmente presenta estrías en los bordes muy características. En el clitocibe, el mamelón no existe y por el contrario el centro del sombrero suele estar aplanado. El borde tampoco es estriado, lo que permitiría ya una distinción adecuada de ambos hongos.

     Segunda evidencia: Si damos la vuelta a los dos hongos observaremos que la disposición de las láminas es distinta en ambos hongos. En el bonito clitocibe, las láminas son blanquecinas, decurrentes -es decir, emergen del propio pie- y están muy apretadas. En el caso de la senderuela, las láminas son de color cremoso, más escasas, están bastante más espaciadas entre sí y están separadas del pie.

   Tercera evidencia: el pie de la senderuela es extremadamente flexible, hasta el punto que podemos darle algunas vueltas sin llegar a romperlo. Por lo general, pocas setas tienen esta capacidad. Por ello, es a veces aconsejable coger el pie de una de estas setas y doblarlo varias veces con los dedos para corroborar su flexibilidad.  El clitocibe no tiene esta capacidad de forma tan destacada como sí lo tiene la senderuela. 
   Las imágenes son del parque del Olivar de los frailes, muy rico en hongos durante el otoño y que no dudamos en aconsejar su visita durante todo el mes de noviembre, e incluso hasta el comienzo del invierno para aquellos amantes de la micología.

SETAS MUY URBANAS: HEBELOMAS


      Lo maravilloso del mundo de los hongos es que puedes encontrarte con sorpresas casi en cualquier lugar, donde uno menos se lo espere. Da igual si estás en mitad del monte o en la calle más ruidosa de la ciudad: un mínimo espacio ajardinado con restos de materia orgánica puede valer para que alguna especie temeraria salga adelante. Basta un árbol viejo o el resto de un tocón en el suelo para que aparezcan en cuestión de pocas horas las deseadas setas si las condiciones climáticas son las idóneas.  El lugar donde tomamos las fotos es una de las calles más concurridas por el tráfico en la ciudad de Cáceres: Gil Cordero, donde nadie espera encontrar semejantes ramilletes de setas. Los hongos que mostramos presentan una vida corta: un ejemplar del tamaño de un botón apenas aflorando a la superficie del suelo, al día siguiente estaba ya completamente desarrollada, a cuatro centímetros del suelo, y dos días después dejaba ya el sitio a nuevos ejemplares... 
     Estos hongos, por otro lado, son bastante comunes en nuestros parques; intuímos que corresponden a algún tipo de hebeloma de centro pardo (Hebeloma mesophaeum) o quizás colibia (Collybia fusipes), que junto con el coprino micáceo, copan todos los tocones y raíces de árboles viejos como olmos y acacias, especialmente. Pueden crecer además en primavera o finales del verano si las condiciones son favorables, como una borrasca que permita lluvia abundante durante un día o dos seguidos. No son comestibles, pero como decimos siempre, alegran la vista de los viandantes sensibles. 
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  Las distintas coloraciones del hongo son debidas fundamentalmente a la humedad del ambiente y la lluvia.

sexta-feira, 11 de outubro de 2013

CROCUS DE OTOÑO (QUITAMERIENDAS)


     Entre las florecillas que tímidamente van apuntando en estas semanas de octubre, destacamos estos crocus de otoño o quitameriendas (Merendera pirenaica). El término que usamos no hace justicia a la planta, porque el G.P. por su pasado bulbero tiende a identificar como crocus cualquier flor sin hojas. Sin embargo,  con dicho término se aluden a todas las flores que presentan las características típicas de los crocus (en términos más bien de floristería), esas florecillas de pequeño tamaño, que apenas despegan de la tierra unos pocos centímetros, y que suelen ser las primeras que aparecen tras el invierno. Estos pequeños quitameriendas aparecieron en las inmediaciones de Los Hornos (Sierra de Fuentes), junto a otras snowdrops, mientras el resto del campo va desperezándose lentamente del letargo estival. Luego los encontraría otra vez, ya pasados, en la sierra de Aguas Vivas. Estábamos a la búsqueda de setas, pero a falta de estas, buenas son las quitameriendas..

Sobre un entorno todavía seco, hacen su aparición estas bonitas flores.

En las inmediaciones, una escoria de fundición con más de un siglo, derivado de la producción de la cal en los hornos.

sábado, 5 de outubro de 2013

SETAS Y SNOWDROPS: COMIENZA EL OTOÑO...

     
 Rúsulas del parque del Príncipe sobre la acícula de los pinos.
Un yesquero en activo desde mediados de julio en el parque del Príncipe.
 Setas de chopo sobre un antiguo tocón.

     El G.P. lo tiene muuuuy claro. En nuestra particular geografía cacereña, con un clima bien definido, las ocupaciones del observador de la naturaleza quedan claramente marcadas. La primavera -corta y temprana- es el momento idóneo para investigar las flores silvestres. El verano, cuando todo parece sucumbir al calor, es la estación perfecta para estudiar la naturaleza inerte, la geología y los minerales, ajenos al clima. Y el otoño -largo, porque puede incluir parte del invierno- es el momento culminante de las setas. Ciertamente, setas podemos encontrar durante buena parte del año, pero evidentemente, los meses de octubre a diciembre son los meses mágicos para salir al campo y ver qué se encuentra por ahí. 
    El G.P. apenas ha podido salir a ningún sitio. Pero basta mirar nuestros parques y darnos cuenta que la magia ha llegado por fin. Ya están aquí nuestras compañeras, las rúsulas, las setas de chopo -presentes desde principios de septiembre-, los champiñones, los yesqueros y los pedos de lobo. Incluso una posible Amanita phalloides ha aparecido ya en el amable césped del parque del príncipe. Todas ellas, una delicia para el amante de la naturaleza.

 La delicada snowdrop marca el comienzo del otoño y la recuperación del campo con las primeras lluvias. Estas florecillas no son muy comunes, pero donde aparecen, son abundantes. Subida al depósito de la sierrilla.
  

quinta-feira, 3 de outubro de 2013

MINERALES DE CÁCERES: CORDIERITA

    Cordierita pinitizada en un granito de la rivera de Araya.

      Invitamos hoy a detenernos brevemente sobre un mineral extremadamente común en nuestra geografía cacereña pero que muchas veces pasa desapercibido para los recolectores de pedruscos, puesto que suele aparecer como componente mineral de rocas y casi nunca tiene presencia propia e independiente. La cordierita es uno de los minerales más típicos que aparecen en procesos de metamorfismo de contacto, tan frecuente en muchos puntos cercanos a Cáceres, y está formado, como otros muchos minerales del estilo, de un silicato complejo con un montón de elementos (aluminio, magnesio y hierro fundamentalmente).  La cordierita suele ser acompañante de minerales metamórficos típicos como la andalucita, estaurolita o granate, pero en nuestro entorno esta domina con mucho sobre todas las demás.
      La forma más típica es encontrarla en forma de multitud de granos o "moscas" sobre pizarras sometidas a metamorfismo, y así aparece en las inmediaciones del junquillo y algunos lugares de contacto del batolito granítico de Araya con el sinclinal cacereño. Sin embargo, nosotros aconsejamos observarlas en el cauce del río Salor o las cercanías de los Barruecos. Este es un lugar estupendo para contemplar pizarras mosqueadas de envergadura, con granos bien formados y abundantes. En esta zona, las rocas parecen haberse agarrado un buen sarampión con tanto calor, y han surgido estas acumulaciones de cordierita de color negruzco, producto de la fusión de minerales oscuros.  
      Tenemos otros lugares para contemplar buenas cordieritas sin estar vinculadas a estos granitos de las pizarras mosqueadas. Estos lugares lo constituyen algunos enclaves graníticos de la rivera de Araya. Aquí las cordieritas pueden encontrarse en cubos rectangulares de casi un centímetro, destacando sobre la masa del granito. Unas veces aparecen modificadas hacia otro mineral, la pinita (de color negruzco verdoso) y en otras ocasiones, frescas y con tonos más pálidos y reflejos azulados, típicos de este mineral. 
    En la rivera de Araya tenemos la suerte de encontrar la cordierita en sus distintas paragénesis: formando parte del granito de la zona por un lado, y como mineral producido por el metamorfismo de contacto sobre las pizarras precámbricas del complejo esquisto grauwáquico. En ocasiones podemos encontrar ejemplares con los dos tipos de rocas y la cordierita acompañando en ambas como mineral predominante. La presencia de cordierita en los granitos, por otro lado, nos ofrece interesantes pistas de la formación de esas rocas plutónicas, puesto que pueden indicarnos un origen sedimetario del mismo batolito. 

Cordierita más fresca en granitos usados para la construcción del AVE. Arroyo Villoluengo.

Pizarras sumamente endurecidas en el molino de Hijadilla (Salor), con "moscas" de distinto tamaño de cordierita. 

sexta-feira, 20 de setembro de 2013

MIS ANIMALES FAVORITOS: PIKAIA

    
   Nos salimos de nuestra mirada local para viajar en el espacio y el tiempo hasta un recóndito lugar en Canadá, de la mano de uno de los mejores divulgadores de la paleontología, Mr. S.J.Gould. El animalito de marras, señor Pikaia, bien merece este cambio de tercio, aunque aparentemente presente un aspecto bastante humilde si miramos la imagen de al lado. Este animalito parecido a un gusano tiene muchos años de por medio: pertenece a la fauna del cámbrico medio y de ese fantástico momento geológico que tuvo lugar en el Burgess Shale hace 530 millones de años. Este pequeño descubrimiento fue dejado a propósito por el doctor Gould para las conclusiones de su libro La Vida Maravillosa. Algo tendrá el fósil, para que el paleontólogo más popular de la anterior década lo hubiera colocado al final (lo cual es un puesto si cabe más meritorio que el principio, en el interminable y algo cansino recuento de fósiles que hace en su libro).
    Vayamos al pikaia. Este animalito, aparentemente un gusano, no es ni más ni menos que uno de nuestros antepasados más importantes: el primer precordado en la historia de la tierra, al menos en lo que nos deja ver el siempre incompleto registro fósil, y en cierta medida similar a los actuales anfioxos, notocordados contemporáneos. Si dejamos de lado eslabones entre monos y hombres (que creemos tan importantes, y que tal vez no lo son tanto), está muy claro que este paso (la aparición de los vertebrados) se lleva la palma en importancia: sin su movimiento en el fondo de las aguas someras del Burguess Shale, no habría nada parecido a nuestra especie pululando por los cinco continentes y visitando la luna en delirios de grandeza.

     Pero es que además, este gusano-pez es un superviviente nato, quizás sin pensarlo. No estaba en la lista de los mejor adaptados de su tiempo -si lo comparamos con el anomalocaris y demás parientes raros-, pero sobrevivió de alguna manera a la extinción de toda esa fauna fabulosa del Burguess Shale, y eso le convirtió en un ganador contra todo pronóstico en la carrera por la complejidad evolutiva. Al igual que con los reptiles mamiferoides supervivientes del triásico, que jamás soñarían con hacerse elefantes mucho más tarde. Semejante heroicidad fue recompensada por S.J. Gould con una de sus conclusiones más brillantes y exultantes:

   “Y si usted quiere formular la pregunta de todos los tiempos (¿por qué existen los seres humanos?), una parte principal de la respuesta, relacionada con aquellos aspectos del tema que la ciencia puede tratar de algún modo, debe ser: “porque pikaia sobrevivió a la diezmación de burguess shale”.

    Por qué este animalito, sin quererlo, se ha convertido en un fósil sobre el que todo el mundo deposita sus miradas, sonríe al verlo y lo hace suyo es relativamente fácil de responder, desde una profunda perspectiva filosófica. Pensadores, religiosos y científicos quieren ver en él una corroboración para sus intereses particulares sobre el conocimiento y la fe humana. Los biólogos como Gould, defensor a ultranza de la contingencia de la evolución, lo enmarca como ejemplo perfecto de la casualidad y el azar en la naturaleza, más allá de las engañosas leyes sobre la supervivencia del más apto y la competitividad evolutiva (el paleontólogo, en su línea, dando caña a los gradualistas ortodoxos). Y no faltan religiosos que afirman una mano invisible detrás de todo este complejo proceso de supervivencia y proclaman: he ahí una casualidad causada. Teleología encubierta tras la peculiar explosión cámbrica, que se suman a otros momentos cumbre en la historia de la evolución. Como hemos dicho en otras ocasiones, uno puede pensar lo que le dé la gana y para lo que mejor convenga a los intereses de cada cual.

     Lo cierto es que si lo miramos desde fuera, ni la permanencia de pikaia es un dato a favor de la contingencia absoluta, ni mucho menos es la prueba de una intervención divina. Podría haber habido otros muchos pikaias en el cámbrico o el ordovícico inferior, el paso podría haberse dado antes del Burgess Shale, o después del mismo. Igualmente acabaría por darse, defienden los biólogos detractores del azar y partidarios igualmente de la teleonomía. En cualquier caso, las tres teorías son interpretaciones del dato empírico de que pikaia existió realmente, y que, hasta donde sabemos, su existencia dejó abierto el camino a que el G.P., muchos millones de años después, pueda recrearme viendo un trilobites de la misma época en el salón de su casa. Ahora bien, mucho me temo que pikaia no me acabará de dar la respuesta de por qué estamos aquí.

 (conversaciones con el Sr.Tibb, rescatadas de nuevo)

segunda-feira, 9 de setembro de 2013

FINAL DE VERANO EN EL ARROYO VILLOLUENGO


     
     En invierno nos habíamos dicho al visitar el arroyo Villoluengo, que el lugar necesitaba otra visita. Entonces, el anormal caudal del riachuelo, la humedad reinante y sobre todo, el miedo a las caídas, hacía la bajada al cauce algo imposible. Ahora el G.P. se ha dado cuenta de la peligrosidad del lugar -mayor de la que pensábamos-, y recomienda tener muchísimo cuidado si queremos hacer la visita en los meses húmedos. Pero es ahora cuando podemos disfrutar de la geología del lugar, y sobre todo de las formas caprichosas del agua sobre el granito. Marmitas de varios metros de profundidad aprovechando las diaclasas de las rocas, crean en algunos lugares un auténtico cauce subterráneo en algunas de las partes del río y abren profundas pozas que al GP le daba miedo de solo mirarlas. 
    Al final, logramos llegar a un remanso del riachuelo, ocupado por bancos de arena y por filones de aplita que transformaban por completo la morfología del cauce, abriendo sucesivas marmitas en el granito. Allí nos detuvimos un rato, contemplando el lugar y su silencio, para conseguir un premio extra, esperable dentro de lo que marca la época. Los charcos todavía presentes de agua bastante limpia (protegidos del calor por la oscuridad del cauce subterráneo) convertían el lugar en un bebedero natural para animales. Las higueras silvestres ofrecían además comida gratis para muchos de ellos. Así que al poco rato, un simpãtico zorro llegó a nuestro lugar de descanso. Después de mirar mucho y contemplarnos en la distancia, bajó al charco a saciar su sed. Y después, se inició un tiempo de contemplación mutua, en el que tanto el zorro como el GP intentaban acercarse dentro de las reglas zorrunas. El zorrito esperaba comida del GP, el GP, un par de fotos. Desgraciadamente, a diferencia de otras veces, nada teníamos que ofrecer al animalillo, así que el GP optó por poner tierra por medio y seguir investigando el cauce del río. 

  El lugar, inundado en el invierno, presenta ahora este aspecto estival, dejando el granito todas sus formas al descubierto.

sexta-feira, 6 de setembro de 2013

REQUIEM POR LOS CAÍDOS FANTASMAS DEL BOSQUE

 

 
    (Ejercicio fallido de portugués del G.P.) Esta é uma sensacao que só pode acontecer-nos nos bosques do norte. Nos arredores da minha aldeia as pequenas fragas são abundantes, mas estão sempre a correr o risco de sofrer incêndios. Entre Gustei e Villarnaz abria-se um pequeno vale atravessado por um pequeno rio.   O lugar foi queimado há vinte cinco anos, y por duas vezes. Fica na minha memoria a imagem das altas chamas ardentes, dum fogo tórrido, no entanto que eu corria com a minha bicicleta e via o espectáculo desde a estrada mas próxima. Depois de isso, não volvi para aquele lugar em dez anos.   Os pastos substituíram as árvores, as carvalheiras e os castanhos, e só ficavam os ossos das árvores na forma de pretos troncos calcinados. De tanto em tanto, uma carvalheira enorme sobreviveu a catástrofe e mantinha a sua figura elevada para o céu.

     Isso foi há muito tempo. Neste verão, eu revisitei o lugar sem lembrar-me daquele pavoroso incêndio, nem a suas vítimas. Só quando entrei num carreiro muito fresco e verde, cai na conta do lugar. Deixei o carreiro e mergulhei-me no bosque de carvalheiras. Não demorei muito em lembrar-me do acontecido há tantos anos. As arvores eram muito novas, em comparação      com os gigantescos troncos mortos que apareciam de tanto em tanto, como mudo testemunho da catástrofe. 
     E foi tan solo duas semanas depois de ter visitada a fraga da minha aldeia, que o fogo terrivel declarou-se novamente nas lindes de Ourense, tan só a cuatro kilometros deste lugar mágico. Com certeza, as feridas tardaram muitos anos en cerrarse.  
      

 Una columna salomónica calcinada se levanta hacia el cielo, conservando el hollín de más de veinte años. A solo cuatro kilómetros de la zona, se declaró de nuevo el infierno orensano del último verano. Resulta casi milagroso que este bosque renovado se mantenga un verano más.

 Entre la hojarasca, un escánzaro (lución en gallego) pasa delante de nuestros pies con sigilo y lentitud.

El tronco abierto de un gran carballo se mantiene como recuerdo de la catástrofe. De pronto, el silencio lo embargaba todo, como si de un cementerio se tratase, y la cerrada atmósfera ahogaba el corazón del G.P. Sentir el bosque como los antiguos significa sentirse indefenso ante una naturaleza demasiado poderosa para el pobre ser humano. Era difícil pensar que tan solo a 500 metros, la civilización aguardaba y alejaba estos miedos medievales. En el momento de mayor confusión, el G.P. escuchó el canto de un gallo en la lejanía. El alivio que sintió debía ser lejanamente parecido al de los viajeros antiguos cuando atravesaban estos bosques acosados por lobos, y las aldeas se convertían en salvación segura. Recomendamos para este sentimiento, leer a Anxel Fole y sus cuentos de lobos..