sábado, 23 de abril de 2011

JARAS EN EL PORTANCHITO

Unas pocas gotas de lluvia permitieron dar un toque más peculiar a nuestras flores.  

La bici aparcada en un sendero cubierto de jaras.

Flores sin las pintas negras en su interior.
     Extrañamente nunca ha sacado el G.P. en su blog una flor de jara. Una planta tan típica merece al menos un post, me dije. Así que  cuando un pequeño claro se impuso en el plomizo cielo de Semana Santa, aproveché para subir hasta el Portanchito y disfrutar de su presencia. El Cistus ladanifer es una de las quintaesencias del bosque mediterráneo. Otro todoterreno de la región, nuestro arbusto se adapta a terrenos con suelos muy pobres donde en ocasiones no hay otra planta más que ella. Es sabido que el aceite de estas plantas ha tenido usos medicinales desde tiempos inmemoriales. Lo que desconocía -y en esto me ilustró la sabiduría de mi amigo Helí- es que esta planta, resinosa y muy pegajosa, se utilizaba en la época de la mesta para extraer la lana de las ovejas merinas. Tiempos muy lejanos a los nuestros, en los que preferimos disfrutar de la belleza de las flores y de sus aromas... simplemente. 
         
Las abejas no pierden el tiempo, a pesar de la lluvia...

quarta-feira, 20 de abril de 2011

RANÚNCULOS EN LAS CHARCAS...


Si llevan estas plantas al estanque no esperen que sobrevivan sin hundir las raíces
en el fondo. Se pudrirán sin remedio.
Enseñando a mi sobrina Rosa las maravillas de las charcas en Sierra de Fuentes.

      Cualquiera que se detenga estos días en una charca, arroyuelo o estanque de nuestra comarca lo va a tener difícil para ver el agua de cerca. En esta época del año una verdadera alfombra blanca cubre buena parte de estas charcas, dejando solo el centro libre. Cientos de ranúnculos emergen a la superficie desde sus raíces en el fondo del agua, y cuando no hay buen año de lluvias o ya no hay agua sobre ellos, no dudan en sacar sus flores incluso en tierra firme. Estos ranúnculos son, con las lentejas de agua, las plantas acuáticas más extendidas por nuestra región, y también las más espectaculares. Además, si tenemos paciencia y nos acercamos a ellas, observaremos que entre ellas no es difícil encontrar multitud de renacuajos y ranas, que hacen vibrar el agua con sus movimientos huidizos, y que se mantienen en las aguas menos profundas para evitar males mayores a los de una cámara de fotos...

Los renacuajos se dejan ver al fondo...
... y entre las hojas, las ranas.
  

domingo, 17 de abril de 2011

CURIOSIDADES GRANÍTICAS EN EL BERROCAL

Aunque parezca que se vaya a caer, no duden en que no lo harán por un tiempo. Aquí tenemos una piedra caballera, guardando equilibrio entre otros dos bloques de granitos.

 Fracturas y diaclasas en paralelo y conjugadas, formando un curioso conjunto de rombos, bastante típico por otro lado en los granitos.
Taffonis, rugosidades de la roca provocada por distintos efectos de la meteorización sobre la superficie de la roca granítica. Me pregunto de dónde vendrá la palabreja de marras.

Tantas grietas y fracturas hacen las delicias de  la lagartija ibérica, habitante típico de estos lugares y que ya por estas fechas se muestra sumamente inquieta.

Como a nosotros en la vejez, también a las rocas les salen "arrugas".

        Los berrocales son siempre lugares donde podemos encontrarnos curiosas formas de granitos, y en nuestra provincia, estos enclaves geológicos son más que abundantes. Sin necesidad de llegar hasta los Barruecos y nada más salir en bicicleta desde Aldea Moret hacia Malpartida, podemos toparnos con estas singulares formas.  Cuando el G.P. los contempla, siempre le asalta la misma pregunta: ¿cuánto tiempo habrá necesitado la tierra para desgastar y moldear estos formidables bloques de piedra? Uno, acostumbrado a  pensar en el tiempo de los hombres, jamás se puede imaginar que estos granitos emergieron allá por el Carbonífero, cuando el mar acababa de dejar al descubierto nuestra comarca y los últimos trilobites aún campaban a sus anchas. Desde hace 300 millones de años, estos granitos fueron saliendo a la superficie, sufriendo distintas formas de erosión y meteorización, provocando las diaclasas, fracturas y bolos que se pueden ver por estos lares.
El ganado aprovecha la abundancia de pasto. Esta abundancia no durará demasiado, como todo cacereño sabe, y pronto los prados verdes se convertirán en una estepa seca...

sábado, 9 de abril de 2011

UN ENCUENTRO ESPERADO: RANAS MERIDIONALES EN LA DEHESA


     La última vez que vi una ranita meridional fue una cálida noche de verano hace quizás diez largos años, buscando la humedad de un grifo campero. Desde entonces, he estado buscando esta ranita en unos lugares y en otros por la geografía cacereña sin ningún resultado. Llegué a pensar incluso que estas pequeñas ranas habían desaparecido de la comarca; sabía también que son relativamente raras de ver por su arte del camuflaje y sus hábitos nocturnos.  Y cuando me había dado por vencido y pensaba que nunca podría subirlas a mi pequeño rincón internáutico, se cruzaron de nuevo en nuestro camino.
     Estaba yo con la familia visitando la charca de la dehesa comunal de Sierra de Fuentes. Enseñaba a mi sobrina Rosa  los ranúnculos y renacuajos, aunque ella solo prestaba atención a la (inmensa) cantidad de agua que había allí recogida y señalaba a otras charcas de los alrededores. Cuando estabamos a punto de irnos, una pequeña cosa verde saltó al lado de mi zapatilla entre la hierba de la dehesa. "¡Una rana de San Antonio!" grité. Inmediatamente me di cuenta de mi error: allí siempre me había encontrado las ranas meridionales, pero la diferencia entre ambas es casi mínima. La agilidad trepadora de la rana, sus ventosas, su cara sonriente y sobre todo su intensísimo color verde es siempre el mismo. Tan solo si caemos en la longitud de su antifaz negro, nos percataremos perfectamente de la especie: en la ranita meridional (Hyla meridionalis) apenas supera el tímpano, mientras que en la de San Antonio (Hyla arborea) alcanza las patas traseras. Por lo demás son las dos únicas especies de nuestro país de una de las más exóticas familias de anfibios del mundo, arborícolas y esencialmente tropicales.
Nadie piense que la rana meridional posa así ante desconocidos. El G.P. la colocó en la piedra para nuestra sesión fotográfica.

Con un poco de cuidado, podemos jugar con la pequeña rana si la mantenemos en un lugar abierto y en el que se pueda sentirse capaz de saltar en cuanto sienta peligro. Frente a las huidizas ranas comunes, la rana meridional juega con el mimetismo y la quietud para defenderse de los enemigos.

Como se ve comparando al G.P. con la ranita, estos anfibios son bastante diminutos. No suelen superar los cinco centímetros de tamaño y las de San Antonio un poco más.

El amigo Valentín nos manda esta foto que hizo de un visitante de su casa
de las laderas de la Montaña hace poco tiempo.  ¡Vaya afortunado!

quinta-feira, 7 de abril de 2011

AJOS BLANCOS EN EL PARQUE DEL PRÍNCIPE



         Las flores provenientes de bulbos son las más típicas de la primavera temprana: narcisos, tulipanes, crocus, alium y jacintos ponen notas de color en los parques de cualquier ciudad en esta época. Durante mucho tiempo para el G.P., que trabajó largos años con todos esos bulbos, estos nombres de flores no eran más que sinónimos de bolas de distintas rugosidades y tamaños, desconociendo las flores que emergían después de ellos. Pero no ocurre únicamente en nuestros parques artificiales. Un poco distinto resulta si salimos de los parques y nos vamos a las flroes silvestres: aunque los algaritones, las liliáceas y otras muchas flores son comunes en nuestros campos, no son las que más abundan. En nuestra última salida si pudimos toparnos con verdaderas extensiones de Allium neapolitanum o ajo blanco, un pariente de familia de nuestros ajos de cocina. En el regato que atraviesa el parque del príncipe la especie se hacía especialmente abundante (a este ajo le gustan los lugares húmedos y sombríos) y forman considerables extensiones a su alrededor: un pequeño regalillo que, como ya hemos dicho, dura más bien poco y hay que apresurarse a fotografiar.
        Aunque entre unas especies y otras hay diferencias, los allium no son difíciles de identificar. Los bulbos suelen ser más redondeados que los de otras familias de bulbáceas. Y las flores de la familia, por otro lado, también son muy fáciles de distinguir: forman una perfecta esfera de pequeñas flores que se eleva a cierta altura de las hojas de la planta, como la de la propia cebolla doméstica. Por cierto, que se debe evitar la ingestión  de estos bulbos silvestres: en Holanda lo hicieron durante el hambre de la II Guerra Mundial, y una generación entera en el Bollenstreek (la más famosa región de bulbos del país) quedó tocada del ala para su vejez.

Las márgenes del arroyo del parque, tomadas por estos bulbos.

terça-feira, 5 de abril de 2011

NUEVA PRIMAVERA EN LA HIGUERA DE CARVAJAL

Nuestra visita al anciano árbol, para mostrar nuestros respetos por un nuevo pequeño en la ciudad. Antiguamente los pueblos sajones veneraban a los árboles como verdaderos dioses. Lo cierto es que estos ejemplares constituyen lo más cercano que puede tener el ser humano a la inmortalidad y la permanencia en el tiempo.

  Este fin de semana he lleva a mi pequeño vástago a conocer uno de los seres vivientes más antiguos de la ciudad: la higuera del palacio de Carvajal. Comparado con los escasos meses de vida de Juan y los míos propios, la higuera ha conocido ya cuatro siglos de idas y venidas en la historia de los hombres (algunas tradiciones la remontan incluso más atrás en el tiempo). Incluso cuando aceptamos que fueron estos débiles y fugaces hombres los que la plantaron, la mimaron y la mantienen con vida, el mero hecho de contemplar su porte, sus rugosidades, sus callos, sus heridas abiertas y sus nuevos brotes nos ponían la carne de gallina y nos hacía pensar en la fugacidad de nuestra vida (la del G.P., lógicamente, porque Juan tiene la suerte de no ser consciente de la mortalidad).
      Estamos ademas de suerte. La primavera ha tocado el viejo tronco y se veían ya múltiples brotes verdes que miran con optimismo hacia un nuevo ciclo anual. Alguien que andaba por allí e hizo el inevitable chiste fácil: "estos sí que son brotes verdes, y no los de los políticos". Sea como sea, es un privilegio contemplar, desde que tengo uso de la memoria, a tan gallardo árbol al cobijo de los muros de la vieja Cáceres.

Ramas jóvenes y viejas confluyen en el viejo tronco.
Las rugosidades de la corteza del anciano árbol...
... no pueden ocultar la fuerza con la que sigue fluyendo la vida en sus ramas.

domingo, 3 de abril de 2011

DE VISITA AL... INVERNADERO DEL PARQUE DEL PRÍNCIPE


El exterior del invernadero...
Contemplando las cícadas...

        Con mucha sorpresa nos topamos Juan y yo con el flamante invernadero del parque del Príncipe, inaugurado hace apenas una semana. Ver que por fin un edificio construido veinte años atrás -el guarda del invernadero decía que el edificio se remontaba a los años ochenta- se abre al público definitivamente causa cierto alivio Supone el G.P. que las prisas electorales no habrán sido ajenas a todo esto, pero se celebra igualmente. El interior guarda decididamente pequeñas joyas de la botánica que en una ciudad como Cáceres se iba haciendo necesaria su exposición. Plantas exóticas, cícadas, helechos enormes... son capaces de transportarnos no solo a bosques tropicales, sino a parques del jurásico, dada la antiguedad remota de muchas de las especies. Para un profano en la materia como el G.P., los paneles explicativos además ofrecen una información muy útil y didáctica.  

        En la modesta opinión del G.P., la iniciativa debe ser bien recibida. Es de esperar que ahora se prolongue en el tiempo: muchas veces en el parque del Príncipe inversiones costosas han caído en saco roto por el abandono de los años y la falta de fondos para mantener esas estructuras. Habría que buscar quizás que el mantenimiento de estas instalaciones fuera un deber cívico a cumplir no solo por la administración local, sino por todos los ciudadanos amantes del medio ambiente y la naturaleza. La presencia de asociaciones como la de los Amigos del Parque del Príncipe supone un rayo de esperanza en un panorama asociativo tan grisáceo como el que suele brillar en nuestro país.

Una peculiar flor de nombre extrañísimo que no consigo recordar.

Al salir, la Sra. Pica estaba en las ramas más altas de los negrillos del parque.

RETAMAS EN EL PASEO ALTO




     
        En Desde el torreón, blog que sigo con cierta frecuencia, leía que la primavera en Extremadura es tan corta que si te encuentras con una flor durante una salida, es muy posible que la próxima vez que pases por allí no vuelvas a verla hasta el año que viene. Comparto la opinión de Alberto: Tempus fugit. Así que en este fin de semana que el G.P. ha podido triscar unos minutos sin la inseparable compañía de su vástago, nos hemos encontrado con la típica variedad de flores que aparecen en estas fechas por nuestra comarca. En principio, iba en busca de fósiles y pedruscos, pero las flores se interpusieron y me quedé como un pasmarote observándolas.   
      Mis pesquisas me conducían a la fractura que existe en las cuarcitas y pizarras de la parte final del Paseo Alto, pero como digo, había demasiadas flores para no entretenerse intentando fotografiarlas y reconocerlas. Entre los arbustos que destacaban más figuraban las retamas blancas, unas leguminosas todoterreno que admiten suelos pobres y escasos. Aunque el G.P. las ha visto florecer ocasionalmente hasta en enero, es ahora el momento para verlas con toda su fuerza.

Como se ve, numerosas retamas jalonan la ladera que cierra el cerro del Paseo Alto.
A ver cuanto aguantan en cuanto salga el sol...